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El encadenamiento de estas dos crestas que conducen al Balaitus es, con creces, uno de los recorridos de arista más interesantes de todo el Pirineo. La multitud de pasos aéreos, de escalada, rápeles y destrepes, le confieren cierta envergadura, a la que tendremos que añadir una logística que se adapte bien a nuestra fluidez en este terreno.
En esta ocasión, encordados junto a Surta y Víctor, hemos optado por hacer noche en la Brecha Demure-Soulé, tras completar la Cresta del Diablo, tramo con mejor roca y más repetido.
Al día siguiente, continuamos por la Cresta de Costerillou, con tramos más delicados en los que se avanza con lentitud, pero de un ambiente espectacular.
Dos días geniales con dos auténticos motivados, ya sea en roca, nieve o hielo, siempre con buena cara y con ganas de más!!! Enhorabuena!!